martes, 12 de junio de 2012

Olíamos a sal; a mar y a amor.

Por fin me abandono y lo abrazo, mientras nuestros labios se funden en uno solo; mientras resulta difícil escuchar algo que no sea el sonido que provocan las olas traviesas al chocar con las rocas, algo que no sea el sonido que producen mis dientes al chocar con los tuyos, lujuriosos, incontrolables. Siento la presión que hace tu pecho en el mío, parece que pertenezcas a mí, te siento muy cerca; tan cerca que se cierran mis ojos con tu sueño. Me dejo llevar, me besas, te beso, me tocas, me pierdo, te busco, te encuentro, me hueles, te siento, me puedes, me dejo, me tumbas, recuerdo. La luz clara de la mañana te despierta, me despiertas con un sutil cosquilleo en los pies, una sonrisa que se me escapa me recuerda la noche que acabo de vivir. Nuestro cuerpo forma parte de la arena, nuestros besos los guardará la marea. 

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